2/10/07

Y van seis

Arrancamos contándote esta historia y proponiendo si queres que veas la peli



Plata quemada.

En la época en la que se desarrolla el caso, la República Argentina estaba sumergida en una crisis política que había comenzado con el derrocamiento del general Perón, era el gobierno del Dr. Illia, el cual finalmente culminaría con el golpe de estado, que quebrando una vez más el orden institucional, llevaría a la presidencia al general Onganía. Esta sería una característica común en todos los pueblos latinoamericanos, de la mano de la política exterior del departamento de estado norteamericano, en el marco de la guerra fría.
Incluso, en un principio, los diarios y medios de prensa argentinos vincularon a los asaltantes del camión blindado con partidos nacionalistas que sustentaban la ilusión de la vuelta al poder del general Perón.
Se puede decir que la novela es en la mayoría de los datos, totalmente verdadera, excepto en algunos hechos o diálogos que no pudieron ser comprobados. El autor siempre intentó respetar la historia verdadera, omitiendo las situaciones que no lograron ser probadas en fuentes directas.
Esto da lugar a que la mayor incógnita que no fue evidenciada fue la desaparición de Mario "Malito", que tiene varias hipótesis inconclusas.
Esta serie de acontecimientos se desarrolla en los países de Argentina y Uruguay.
En Argentina:
Departamento de la calle Arenales y Santa Fe: es el "augantadero" en el que se planeó el asalto al camión y también es el lugar en el cual se refugiaron los delincuentes luego del mencionado robo. Este escenario sería luego allanado por la Policía Federal, cuando los maleantes ya habían cruzado al Uruguay.
El trayecto entre la sucursal del Banco Provincia de San Fernando hasta la nombrada vivienda: en este recorrido se sucedieron impresionantes tiroteos entre los "pistoleros" y varios agentes de la Policía Federal. También se sucedió un cambio de vehículos de los delincuentes ya que su primer transporte para escapar fue dañado en la persecución; luego de dar un trompo salieron del automóvil y robaron otro para seguir la fuga.
En Uruguay:
Departamento en el centro de Montevideo: es el lugar en el cual los protagonistas se refugian luego de haber realizado el robo y de haber cruzado al Uruguay. Se mantienen encerrados allí por dos días.
Esquina de la calle Enriqueta Comte y Riqué: es el sitio en el que los delincuentes estaban cambiando las placas de un auto y fueron vistos por la Policía. Allí se produjo un tiroteo en el que murió un agente y también fue el lugar que delató a los integrantes de la banda en Uruguay.
Departamento de la calle Herrera y Obes: en su intento por ocultarse, los personajes se instalan en esta vivienda, que es en realidad la emboscada final de la Policía, y en la cual ellos caen. Allí se atrincheran durante más de quince horas, resistiendo los ataques de la Autoridad y es dónde los "pistoleros" matan a varios uniformados antes de que puedan reducirlos, matando a dos de ellos y deteniendo malherido al tercero.
El libro se organiza en dos partes; la primera, la cual se basa en el relato de la historia por parte del autor, que a la vez es el investigador de los hechos sucedidos en esta narración.
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Los orígenes y la historia de Mafalda
(Parte del material fue extractado de la revista "Viva" y del diario La Nación)
Todas las ilustraciones y personajes son propiedad de Joaquín Salvador Lavado (Quino).

El 29 de Setiembre de 1964 debutó oficialmente como tira "Mafalda", en la revista "Primera Plana"; sin embargo, el personaje en sí había sido creado en 1963 (ver historia del cómic en Argentina, tercera parte). Según Joaquín Salvador Lavado (Quino), autor de "Mafalda", y dueño de una genuina modestia, todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza: "En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de "Primera Plana", me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo." Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el nombre del empleado de la agencia que le encargó la tira: el actor Norman Briski.

Brascó, hoy día, recuerda: "En aquel momento ese nombre me quedó grabado, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo". Brascó, justamente, era el director del suplemento de humor "Gregorio", de la revista "Leoplán", donde, cuando aún no estaba del todo definido el personaje, fueron publicadas 3 tiras sueltas de la familia. Quino no sospechaba, cuando comenzó con el personaje, que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas (desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés).

En el caso de Mafalda, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social (en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales), llevaba sus polleras bien puestas. Quino, el creador de Mafalda, dice hoy día: "-¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas.-". El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad. Y menos aún sospecharía lo que el escritor Julio Cortázar llegaría a decir de Mafalda (click aquí).

Luego de publicarse en la revista "Primera Plana", pasó al diario "El Mundo" (de Buenos Aires) desde el día 15 de Marzo de 1965. Cuando este diario cerró (el 22 de Diciembre de 1967), Mafalda y sus amigos debieron tomarse vacaciones durante un tiempo, con la mamá de Mafalda (Raquel, a quien vemos a la hizquierda con su hija) estando embarazada. Mientras tanto, fueron republicados en diversos diarios del interior del país. Durante unos seis meses no hubo tiras nuevas. Por ese entonces Quino realizaba una página de humor en el semanario "Siete Días Ilustrados" y la publicación decide reemplazarla incorporando a Mafalda, que aparece el 2 de junio de 1968.

Mafalda retrató y opinó sobre eventos tales como la guerra de Vietnam, la carrera espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros muchos. Según opinan los expertos, con Mafalda, el género de la historieta pasó de lo social a lo psicológico. Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos.

Hace más de tres décadas, Quino dejó de dibujarla. El 25 de junio de 1973 apareció Mafalda por última vez en una tira. Los cuadritos finales de la historieta fueron publicados en el semanario Siete Días. Puede decirse que ése fue el final oficial de la saga de la nena "ferviente antisopa" y sus amigos, ya que si después hubo otras apariciones, fueron discontinuas, para campañas de bien público o como un regalo personal que su creador, Quino, eventualmente entregaba a sus amigos (click aquí). Eso no quita que desde aquella fecha numerosas publicaciones sigan reproduciendo a Mafalda en muchos países. Además, sus temas más recurrentes (los abusos de poder, las injusticias sociales, el autoritarismo), siguieron vigentes en los trazos de su autor, Quino, en casi todos sus chistes posteriores. Quino fue preparando el terreno de la despedida así: en el número del 18 de junio de 1973, la chismosa Susanita contaba al lector: "Ustedes no digan nada que yo les dije, pero parece que por el preciso y exacto lapso de un tiempito los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco". El remate llegaría una semana después; esa tira final no tenía cuadros, todo el espacio lo ocupaban Mafalda y su pandilla, a excepción de Susanita.







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Editorial.

Vida digital.

En los últimos días, por casualidad o no se porque que cosa, en distintas situaciones me encontré con notas o comentarios que tiene que ver con la tecnología y nuestra forma de vida. Debo confesar que hace más o menos seis meses que no voy a ninguna parte sino tengo 1 Gibabyte de memoria colgado al cuello. Por las dudas vio.

La realidad nos muestra que cada vez estamos mas alejados de la piel y mas cerca de cualquier cosa que sea electrónica. Mas lejos de las caricias y mas cerca de las cámaras digitales, olvidamos darnos un beso todas las mañanas pero no salimos sin memorias usb, olvidamos comprar comida para el perro pero no de cargar, como corresponde, reproductores de mp3, celulares, laptop y un sin fin de cosas que nos hacen mas completos o con las que creemos estar mas cerca de la felicidad.

Los chicos se enamoran por email, y viven sus aventuras y sus secretos contándolos por MSN o SMS. Pareciera que la tendencia es esa, a ponerles pocas letras en el nombre a eso que no podemos explicar. La generación arroba como algunos antropólogos llaman a los niños que nacieron a fines de los 80 y comienzos de los noventa, esta marcada por esta rara forma, el consumismo. No conocen la tele sin control remoto y piensan que el teléfono siempre existió. Pero en realidad ¿la culpa es de ellos o somos nosotros quienes deberíamos mostrarles los otros valores, lo que no se miden en bytes? Ellos nacieron con la tecnología, nosotros la incorporamos. ¿O tal vez debería decir ellos nos absorbió?

Hace unos días, y planeando algo que quiere ser un proyecto me encontré con un ejemplar del principito, de Antoine Saint Exupéry. Me quede como una hora mirando y buscando capítulos diferentes, recordando frases y tratando de hallarlas en sus páginas, entre dibujos y momentos para el recuerdo de mis 14 o 15 cuando llego por primera vez aquel libro pequeño a mis manos, para que no lo olvidara nunca más. Ahora pienso y me doy cuenta que en realidad fue ese libro en particular que no podría haber sido cualquiera, con el en las manos caí en la cuenta de que lo que uno disfruta es el roce con las hojas, el contacto con las paginas amarillas por el tiempo, eso y no otra cosa es lo que mas se disfruta. Y mas tarde el comentario de Marcela que sigue sacando fotos en rollo porque le encanta revelar, o el nene de José que quiere conseguir una bandeja de discos porque dice que suenan mejor. Ese roce interminable de la púa contra las imperfecciones del surco que se replican en sonidos y a un nene de nueve lo pueden maravillar.

Tal vez vaya siendo tiempo de parar la pelota de desconectarnos de apagar el celular por un día e ir de visita a la casa de alguien, de intentar pasar un día sin conectarnos a Internet, de pensar en un día de campo sin luz eléctrica ni ipod. Un día para mirar a los costados porque alguien puede estar necesitándonos o ofreciendo ayuda que ignoramos porque no viene de forma digital. Por que lo esencial sigue siendo invisible a los ojos, porque cuando uno esta triste o solo o muerto de miedo o de frió, sigue habiendo un único e irremplazable alivio, un abrazo.