19/11/07

Doce, ya terdisimo pero igual

Audiencia pública

La Corte Suprema convocó al Estado nacional y a la provincia de Chaco para que el próximo 6 de noviembre informen en audiencia pública sobre las medidas que se tomaron para mejorar las condiciones de los indígenas Tobas en el Norte del país.

La Corte quiere saber en qué medida se utilizaron los recursos económicos para garantizar programas de salud, alimentarios, de asistencia sanitaria, de provisión de agua potable, fumigación y desinfección, de educación y habitacionales.


En diálogo con FARCO el abogado del Instituto del Aborigen Chaqueño, Julio García, aseguró que desde el estado nacional y chaqueño no se dieron respuestas de fondo.

Pero escuchemos a Julio García. Gentileza de FARCO.



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Las "guerras climáticas" amenazan a miles de millones de personas

Un total de 46 países y 2.700 millones de personas hoy corren un serio riesgo de verse afectados por el conflicto armado y la guerra debido al cambio climático. Otros 56 países enfrentan una desestabilización política, que afecta a otro 1.200 millones de individuos.

Esta advertencia dura figura en un informe, Un clima de conflicto, presentado por el grupo de paz Alerta Internacional. Gran parte de Africa, Asia y Sudamérica sufrirán brotes de guerra y caos social a medida que el cambio climático vaya erosionando la tierra, haga subir los mares, derrita los glaciares e incremente las tormentas, concluye. Hasta Europa está en riesgo.

"El cambio climático agravará la tendencia al conflicto violento, que a su vez arrojará como resultado comunidades más pobres y menos capaces de enfrentar las consecuencias del cambio climático", declara el informe.

Las peores amenazas involucran a los países que carecen de recursos y estabilidad para ocuparse del calentamiento global, agregó el secretario general de la agencia, Dan Smith. "Holanda se verá afectada por la crecida del nivel de los océanos, pero nadie espera que allí se produzca una guerra", dijo. "El país tiene los recursos y la estructura política para actuar de manera efectiva. Pero otros países que sufren la pérdida de tierra y agua y se ven afectados por tormentas cada vez más feroces no tendrán un gobierno efectivo que asegure que se tomen las medidas correspondientes. La gente formará grupos defensivos y estallarán contiendas".

Consideremos el caso de Perú, dijo Smith. Sus fuentes de agua provienen principalmente del agua de los glaciares. Pero, para 2015, prácticamente todos los glaciares de Perú habrán desaparecido como consecuencia del calentamiento global y sus 27 millones de habitantes carecerán de agua potable. Si Perú tomara medidas ahora, podría compensar la crisis inminente, agregó. Pero el país tiene poca experiencia de democracia efectiva, sufre de estallidos ocasionales de insurgencia y tiene disputas fronterizas con Chile y Ecuador. El resultado probablemente sea "caos, conflicto y migración masiva".

Una situación diferente afecta a Bangladesh. Aquí la migración vinculada con el clima ya está desatando un conflicto violento, dice Alerta Internacional. Las sequías de verano combinadas con las inundaciones en las zonas costeras, desatadas por ciclones cada vez más fuertes, están destruyendo la tierra cultivable. Millones de personas ya migraron a la India, causando conflictos cada vez más serios que seguramente empeorarán.

En Africa, los ríos como el Níger y el Monu son fuentes clave de agua potable que pasan por muchos países. A medida que empeoren las sequías y cada vez se extraiga más agua de estos ríos, los conflictos serán inevitables.

En Europa, la mayoría de los países hoy son considerados lo suficientemente estables como para hacer frente al calentamiento global, sin contar los Balcanes; las guerras dejaron a países como Serbia y Montenegro políticamente debilitados. A medida que aumenten las temperaturas y se reduzca la tierra cultivable, las presiones de la población desatarán una violencia que las autoridades no podrán contener.

Algunos países en el mapa de riesgo, como Rusia, pueden causar sorpresas. "El control por parte de Moscú de la totalidad de Rusia no se verá afectado por el calentamiento global", dijo Smith. "Pero la pérdida de tierra cultivable en algunas regiones conducirá a rebeliones locales como las que ya tuvieron lugar en Chechenia".

El conflicto originado por el cambio climático no es una amenaza menor que surgirá en los próximos años, agregó. "Ya está entre nosotros".

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Editorial: Apóstoles

El día empieza temprano, tempranito con unos amargos para arrancar. Euli, como le dicen todos, puso la pava con su niño más pequeño agarrado como abrojo a su cintura. Son ocho los otros hijos, el mas grande ya tiene 16 y pronto emprenderá su propia familia. Todos trabajan, la familia entera colabora en este oficio que lleva generaciones.

Cosechar la yerba mate requiere de mucho sacrificio y como en casi todas las provincias argentinas en que se siembra la precolombina planta, el trabajo se hace a mano. Lleva tiempo tener la destreza necesaria para no arruinar la planta al momento de tomar el machete. Los más grandes aprendieron del Oscar y ya trabajan casi solos. Los más pequeños hacen el bulto para acopiar y llevar a los camiones.

El monte misionero, esta lleno de estas familias que viven ahí mismo. Que viajan como golondrinas de campo en campo cosechado para los pocos dueños de la tierra. Dueños que pagaran unos miserables pesos al día. De ese paquete que llega a tu mesa y que cuesta uno tres o cuatro pesos en promedio, solo algunos centavos son para esta familia que empieza con el proceso. Y algunos quiere decir menos de cinco.

Me acerque gracias a Oscar que me dejo llegar hasta donde trabajaban. Los dueños de los campos no los dejan traer a nadie que no trabaje, el miedo a que se exponga esta explotación les hace prohibir las visitas de cualquier tipo. Lo más triste es que solo la vergüenza de que otros sepan es lo que les da miedo, porque este trabajo casi esclavo y que rebaja la dignidad de la persona a lugares insospechados, parecería no tener nada de ilegal, al menos para los gobiernos.

Meto la mano en la mochila y desenredo mi cámara digital del reproductor de MP3 para poder robarme ese instante. Dos o tres tomas. En ese momento me invade un sentimiento extraño. Me siento equivocado, seguro de ser lo más superficial que pisa este mundo. La imagen capturada me muestra a los niños detrás de aquel hombre que tiene una edad imposible de calcular, esta sucio y harapiento. Los niños, parados en ese sol despiadado, juntan lo que va cortando golpe a golpe y lo amontonan sobre una manta. Miro esa imagen con la vista nublada por el sofocante calor y me abofetea; siento como si los niños hicieran cola detrás de su padre para envejecer, para dejar su niñez y su juventud en aquel esfuerzo. Para matar su salud en el intento de salir de alguna manera de aquella vida.

Esa tarde sentí que la inteligencia y la evolución tecnológica eran un invento, algo que pusimos en el mundo para justificar nuestra pobreza de espíritu. Que tu nuevo mensaje en mi celular en el que me preguntas si todo esta bien, nunca lo podré contestar. Nadie lo puede contestar porque esta todo mal, porque no hemos aprendido nada, no somos mejores que antes y tal vez nunca lo seamos.

Al final de otra jornada cansada, harta de trabajo, al final de otro día de callos en las manos y dolores de espalda que ya son como el sol de cada día. Ahí mismo en el momento en que reían y tomaban unos mates con nada mas que la sonrisa para compartir, en ese instante pude ver que eran felices. Sin necesidad de nada mas que ellos mismos y su sufrimiento. Sin apuros, ni Internet, ni noticias, ni 180 canales satelitales, sin mensajes de texto, ellos que no tiene nada mas que su esfuerzo para empezar mañana otra vez por unos pocos pesos, eran felices.

Y yo, mientras ellos hacen este trabajo día tras día, y lo hicieron en los últimos meses, como taferos o cortando caña de azúcar en Tucumán o levantando papas en provincia de Buenos Aires o el algodón en el Chaco, yo creo que no. Creo que la felicidad es algo que mi superficialidad nunca me permitirá ver. Porque ahora mismo mientras escribo esto, mientras lo leemos he intentamos justificar o evaluar cualquier cosa, lo superficial somos nosotros. Los que sufren, de esta y muchas otras maneras, lo que mueren por causas evitables en todas partes, no solo de mi Argentina, sino de mi América, de todo el mundo, son ellos. Ellos son el espíritu de este texto. Y si algo es seguro es que el espíritu de cualquier cosa debe estar más cerca de la felicidad que nosotros.

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